De todos es conocida la típica frase “se juega como se entrena”. Por un lado, esta frase tiene relación con el modelo o idea de juego y sobre como conseguimos que, diseñando los diferentes entrenamientos, veamos una transferencia de nuestra idea en los partidos. Por otro lado, la relacionamos con la intensidad y el rasgo característico de un equipo que quiere ser agresivo. Años atrás, Guardiola dijo en una rueda de prensa “Se juega al ritmo que se entrena. En el partido el acierto táctico depende del talento del jugador pero el ritmo depende del entrenamiento. Si eres una bestia en los entrenamientos, también lo serás en los partidos”.

Siguiendo esta afirmación, proponemos una fórmula conceptual que nos puede ayudar a lograr un ambiente de trabajo en los entrenamientos y un clima implicante en estos por parte de los jugadores. La fórmula de la intensidad estará condicionada por 3 variables (de ahora en adelante se tratarán como elementos):

1.      MOTIVACIÓN DEL JUGADOR

Este, tiene que ver con la propia predisposición que tiene el jugador en relación al entrenamiento. Es una variable que se ve afectada por una gran cantidad de aspectos relacionados con la dimensión psicológica del jugador. Para Seirul·lo (2009) el jugador está constituido por una serie de estructuras que conforman su condición. Este autor ha sido y es una referencia en lo respecta al entrenamiento del fútbol y atendiendo a la perspectiva que propone, la motivación del jugador tendría incidencia principalmente en su estructura emotivo-volitiva, pero también la socio-afectiva.

Este primer elemento es el principal de los 3 y es la base imprescindible sin la cual esta fórmula pierde la lógica. Si nos fijamos en la iniciación deportiva encontramos algunos casos de niños (pocos) que por diferentes circunstancias practican un deporte que no los apasiona ni les motiva, por que están obligados, habitualmente por sus padres. En este caso, por mucho que nuestra actitud como entrenador sea la idónea así como el diseño de las tareas, difícilmente podremos conseguir un ambiente implicante en el ejercicio.

2.      MOTIVACIÓN QUE GENERA LA TAREA / EJERCICIO

El segundo elemento tiene que ver con la propia tarea de entrenamiento. El grado de motivación del jugador aumentará si el ejercicio que realiza en un momento dado le supone un reto o directamente lo divierte. García-Calvo (2014) señala diferentes factores o estrategias para conseguir un clima implicante en las tareas:

• Diseño de tareas basadas en la variedad.
• Que la tarea suponga un reto personal.
• Utilizar ejercicios y juegos cooperativos, que mejoren la cohesión del grupo y la relación entre los jugadores.
• Que exista implicación activa y libertad de decisión, utilizando diferentes estilos de enseñanza con los cuales podamos conseguir una mayor implicación de los jugadores.

3.      MOTIVACIÓN DEL MR. A SUS JUGADORES

Como último elemento encontramos la motivación que demuestra el entrenador hacia sus jugadores. Esta tiene que ver con los feedbacks y a la vez con la comunicación tanto verbal como no verbal. El entrenador tiene que saber y conocer, cuando y como dar el estímulo que le falta al jugador para que dé el “plus” de intensidad.

Una mayor motivación ayudará a aumentar el procesamiento de información. De este modo el entrenador tiene que intentar crear condiciones que faciliten la atención del jugador, puesto que una buena motivación será consecuencia de más concentración y esfuerzo mental a la hora de recibir la información. Una forma de crear estas condiciones es a partir del feedback (Januario et al., 2016).

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Resumiendo, el principal factor que condiciona el clima de intensidad en los entrenamientos tiene que ver con la motivación del jugador. Los autores suelen distinguir dos tipos: la motivación intrínseca y la motivación extrínseca. Respecto a la motivación intrínseca al jugador tiene que ver con el compromiso que tiene con una actividad por placer y por la satisfacción de ejecutarla. La motivación extrínseca al jugador, es aquella que depende de los refuerzos ambientales o externos para poder ejercer su práctica (Dosil, 2008).

De este modo podríamos clasificar el tipo de motivación que se da según los 3 elementos de la siguiente manera:

INFOGRAFIA

Referencias

– Dosil, J. (2008). Psicología de la actividad Física y del Deporte (2ª ed.). Madrid: McGraw-Hill

– García-Calvo, T. (2014). Motivación y comportamientos adaptivos en jóvenes futbolistas (Tesis doctoral). Universidad de Extremadura, Extremadura.

– Januario, N., Rosado, A., Mesquita, I., Gallego, J., & Aguilar Parra, J. M. (2016). Determinants of feedback retention in soccer players. Journal of Human Kinetics , 235-241

– Seirul·lo, F. (2009). Una línea de trabajo distinta. Revista de Entrenamiento Deportivo, 23(4): 13-18